En mi país de azúcar
con ciudades de bombón
viven niños felices,
llenos de imaginación.
Ellas tienen casas de caramelo.
Sus techos son de merengue,
de galletitas las paredes
con columnas de turrón.
En cada río
hay leche chocolatada
y en el mar hay peces
de mermelada.
Rojos y azules,
de aletas anaranjadas.
Medusas de gelatina
y caracoles de harina.
El agua del océano
no es salada,
es dulce pues es de miel
con olas grandes
merengadas
y barquitos de papel.
En mi país de azúcar
hay pueblos de mantecol.
La lluvia es de
almíbar,
de coco rallado, la nieve.
Gotas y copos caen
sobre este país de ilusión.
Si miramos a lo lejos,
vemos prados de amor.
Son de fruta abrillantada,
de pan dulce y de yogur.
A su vera las montañas
parece que de helado son.
¿De qué gustos vienen ellas,
o cuáles son sus sabores?
Algunas son de frutillas,
de dulce de leche, de vainilla
pero también hay de limón.
Con almendras, con maní
o con cacao granizado
de color marrón.
Es mi nación una dulzura,
es canto y es confitura.
Sus senderos y caminos
son de crema chantillí.
De facturas son sus puentes,
de biscochuelo, los autos.
De azúcar impalpable
vienen nevadas, las flores.
Y los árboles como pompones,
dan ramas de chocolate
y el follaje,
es de sambayón…
¡Qué rico es mi país!
De risas,
de dulces
y de ilusión.
ANY CARMONA
*Del libro Pequeñas huellas