Algunos días,
como hoy,
me despierto llena de grises,
sin color alguno sobre las cosas.
El cielo encapotado y oscuro,
está cargado de nubes.
Mi cara no tiene esos destellos de vida
que centellean en el espejo.
Las violetas del cantero
están levemente inclinadas
como pidiendo disculpas.
El mate no espuma borboteante,
ni la bombilla chistea su sonrisa.
Y la radio,
en mañanas como estas,
no da noticias buenas
ni entrevistas rutilantes.
Sino esa música metálica
que me crispa aún más la piel.
Es entonces cuando busco
mi mariposa de luz.
Bajo el agua tibia,
en la dulce taza,
en la hoja en blanco.
Pero no la encuentro.
Luego me siento
en el umbral de mis poros
a esperar que llegue.
Con los ojos muy abiertos
y el corazón en paz.
Ella siempre llega despacio,
aleteando sobre mi frente
e iluminando mi nariz.
¡Mariposa de luz,
todo lo enciendes!
ANY CARMONA