Había una vez un leñador
que trabajaba en el bosque.
Cortaba madera y troncos
y a los árboles pelaba.
Para alimento de chimeneas
y hornallas en las casas,
talaba el trabajador
poco a poco todo el monte.
Y cuando el sabio le advirtió
que cuidara del árbol
no quiso parar ni oírlo
pues solo pensaba en ganar.
Pero llegó el momento
en que se murió el bosque.
No hubo sombra ni flores,
ni pájaros, ni mariposas.
Llora que llora el leñador
porque al sabio no escuchó.
La comarca se quedó sin calor
y debieron cocinar con carbón.
¿Qué podía hacer ahora
para arreglar la situación?
Plantar árboles en montón
y cambiar de pensamientos.
Guardabosques en vez de leñador,
fue su nueva profesión.
Nadie podía decir
que no aprendió la lección.
ANY CARMONA
Vale, Any. Me encanta la inocencia de tus versos.
ResponderEliminarManolo
Gracias Manolo, intento ser útil a los niños y sobre todo a las maestras...Besos...Any
ResponderEliminarEs asi todos tenemos lecciones que aprender, para eso es la vida Cariños... Mirka
ResponderEliminarSí, estos poemas son en realidad para los nenes pero quizás sirvan para todos...Besos...Any
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