El duende Dorado se ha posado en las hojas de este otoño y con suavidad toma en sus manos tres claveles blancos de la laguna azul, desde donde contempla su imagen traviesa.
Se bailaba una rumba dorada alrededor de la laguna de los milagros que la animaba con gracia y elocuencia Zimpa, el duende. Justo en ese momento asoma en su espejo de agua tres hojillas blancas que al compás de la música se convierten en tres gráciles danzarinas, luego aparece en el firmamento Anita, la hada madrina y con su varita mágica las convierte en tres cisnes que desde entonces hacen la delicia de los visitantes.
Julia del Prado (Perú)
gracias Anita por su publicación, besos Julia
ResponderEliminarNo es nada Julita, al contrario, tus letras enaltecen este espacio...Espero más entregas...besos...Any
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