El libro es nuestro amigo

El libro es nuestro amigo
El libro es nuestro amigo. Cuando un niño o un adolescente leen tiene la posibilidad de asomarse a mundos inusitados

El valor de las letras

Cuando un niño o un adolescente lee, vuela con su imaginación al infinito. Las letras nos hacen cabalgar sobre mundos extraordinarios, ser princesas entre castillos de ensueño, héroes salvadores de la humanidad o alegres saltamontes rodeados de mariposas y ráfagas de brisas primaverales. Podemos elevarnos con la quilla de algún barco pirata, saltar de una nave hacia el espacio sideral o cruzar la puerta de la realidad hacia sitios fantásticos. La literatura es magia para nuestra primera infancia tanto como aventura en la adolescencia o pasión en la juventud. Los cuentos, poemas y relatos son las alas del alma.

¡Como Alicia en el País de las Maravillas...pasemos juntos del otro lado!


Any Carmona

lunes, 31 de enero de 2011

MI MUÑECA


Yo tengo una muñeca
que se llama Noelia.
Es rubia y muy suave
con pelo largo de seda.

Su perfume es a frutillas.
Su ropita de tul y puntillas.
Con sus zapatitos rosados
parece una bailarina.

Los ojitos de Noelia
me miran con dulzura.
Bajo pestañas arqueadas,
hace guiños de ternura.

Le doy cuerda en su pancita
y me habla, canta o llora.
Más si la empujo camina
cada vez que se enamora.

Mi muñeca es señorita,
es buena alumna,
es femenina...
Así somos las nenas
cuando la niñez se termina.


ANY CARMONA



MI AUTO ESPACIAL


En la puerta de mi casa,
hay un auto estacionado.
Es mi nave espacial
que dirijo a todos lados.

Me subo cada mañana
y enciendo los motores.
En el asiento de atrás
hay luces de colores.

El capitán de mi auto
se parece a mi papá.
Pero yo soy copiloto,
astronauta o mecánico,
en esta máquina colosal. 

Muchos planetas visito,
son mundos de libertad.
¡Qué aventuras siderales
con mi gran auto espacial!


ANY CARMONA



domingo, 30 de enero de 2011

QUÉ LINDA MANITO

Yo tengo una manito
con cinco deditos.
Con cinco deditos
que saben jugar.

El más chiquitito se llama
Meñique
y al tomar el té
nos da distinción.

Le sigue Anular
que lleva el anillo.
Tiene mucha fuerza
y custodia el amor.

Luego está el Mayor
que sabe insultar.
De gestos y agravios
te debes cuidar.
Y nunca te olvides
que es de mala educación,
con él gesticular.

Pero es el Índice
el que más me gusta.
Porque señala siempre
por dónde caminar.
Y si algo importante
te deben enseñar,
con este dedito
te lo marcarán.

Pulgar es positivo.
Es gordo y petisito.
Siempre te da aliento
y te dice ¡OK!

¡Qué linda manito
que tengo yo.
Con mis guantecitos
les doy calor!


ANY CARMONA

sábado, 8 de enero de 2011

LA CASONA ENCANTADA Y EL PAVO REAL cuento de Any Carmona

Capítulo IV: La llave de la Felicidad


Al ver la princesa de las Pampas que el Maleficio no había sido derrotado, trató de recordar las palabras del Gran Adivino de la tribu y pensó que tal vez se había olvidado de algo. Pero no, tal cual se le había explicado, ella había realizado su misión. Estaba muy desconcertada y triste. Sentía Amor por su madre, su país y su gente…y sin poder contenerse, comenzó a llorar.
- ¡Por favor, Estrella Azul, dime qué he hecho mal!...¡Quiero ayudar y no logro hacer nada bien! buaaaaaaaaaaa!...¡Soy muy desdichada!
La Niña Cándida se tomó la cara entre las manos y lloró tanto que sus lágrimas salpicaron el plumaje del pájaro azul. Como pequeños brillantes, las lágrimas cayeron sobre el pavo real que ahora desplegaba su gran cola en abanico mostrando bellos arabescos en color azul matizado de oro.
  
Cándida asistió impávida al bello espectáculo y pudo ver cómo lentamente se iba forjando la figura de un joven indio. Era alto, moreno, delgado y de largos cabellos renegridos cubiertos de una corona de plumas azules matizadas de oro. Tenía una estrella azul tatuada en su frente.
- Ya no llores Niña. Tus lágrimas de Humildad nos han salvado. Aquí estoy para ayudarte – le dijo a la princesita.
- ¿Pero quien eres? – contestó ella.
- Soy el hijo primogénito del Cacique Quincén. A causa de un conjuro, fui convertido en pavo real al nacer. Hombres blancos armados pertenecientes al ejército de tu padre, lo hicieron para impedir que al asumir como cacique, yo llevara a nuestra tribu a la libertad, salvándola de la Reserva. Mi padre, enfermo y cansado ya no pudo evitar nuestra derrota y dejó que se construyera el gran muro que nos separa del resto del país.
- Pero…¿y el pájaro azul, dónde está? ¿Qué has hecho con mi mascota? – dijo la Niña con aire de desconfianza.
- No había mascota, era yo convertido en pavo real…¿no lo entiendes? – dijo el joven mirando a la princesita, tomándole las manos.
- Sí pero es que…extraño a mi mascota…yo la quería ¿sabes? – dijo la niña.
- Mírame, mírame a los ojos…¿Qué ves en ellos? ¿No puedes ver que también te quiero?– preguntó el joven desesperado.
- ¡Eres tú!...¡Eres tú! – dijo la Niña mirándolo a los ojos. Luego se lanzó a sus brazos presa de un impulso de amor.


Fue así como Cándida y Estrella Azul supieron que estaban verdaderamente enamorados.
Mientras tanto en la casona todo comenzaba a cambiar: El Señor Gobernador subió al torreón y visitó a la Señora Madre de la Niña Cándida. Le propuso regresar a sus antiguos aposentos y recobrar la jerarquía de Gobernadora.
- ¡Oh!, mi querida Señora, por favor, ¡acéptame de nuevo como tu fiel esposo y ven a reinar dentro de tu hogar! - le dijo arrodillado frente a ella - Te pido Perdón. ¿Me perdonas por todo el daño que te he hecho?
- Sí, te perdono porque se que no eras tú quien actuaba así sino que estabas bajo los influjos de un tremendo maleficio.

- Te recompensaré por los días pasados en este lugar – dijo el Gobernador señalando el
torreón del atalaya.
- ¿Y cómo harás eso? – preguntó la madre de Cándida.
- Colgaré todas tus pinturas de las paredes de nuestra casa. Y no solo eso. Haré publicar todos tus escritos en libros hermosos que regalaremos a nuestro pueblo amado. Con educación y bonanza económica podrá salir del estado de abandono en que se encuentra.
- Bien…¡que así sea! – Dijo la Señora bañada en llanto de alegría. Una alegría que no sentía desde hacía demasiado tiempo.
En el pueblo se produjo un milagro. Los jóvenes indios de la Reserva venían a ver a las señoritas casaderas y las conquistaban con sus destrezas a caballo y sus bellos torsos desnudos que parecían de ébano esculpido. Así fue como las Niñas María de las Mercedes, Miriam, Azucena y Camila, muy amigas de la princesita Cándida, se casaron con unos indígenas pampas muy jóvenes llamados Trueno, Águila Blanca, Pez Dorado y Puma, respectivamente.
Además, en las escuelas se comenzó a enseñar todo de manera bilingüe, es decir en dos idiomas. El de los indígenas y el de los habitantes blancos. Y no solo eso, también las escuelas fueron mixtas de niños y niñas, y de razas mezcladas. Con lo cual todos se hicieron amigos de todos y reinó una mayor Solidaridad.
En los campos se cultivaron todo tipo de alimentos y ese año hubo excedentes en la cosecha. Las vacas dieron leche con crema y las abejas fabricaron tanta miel que los panales chorreaban formando verdaderos arroyos del dulce manjar.
Y el clima se hizo templado. Nunca más el frío azotó las espaldas de los pobres sino que un tibio sol acompañó para siempre, el trabajo de toda la gente.

Pero lo más importante fue que la riqueza se comenzó a repartir de manera equitativa entre toda la población sin importar su raza, religión o creencias. Y en la casona se festejó el más lindo casamiento que se pudiera imaginar:
La princesita Cándida Cabeza de Vaca con el Cacique pampa Estrella Azul ingresaron por la famosa puertita del paredón. Juana, una viejecita que ya no era bruja sino que era quien tenía la llave y podía abrir o cerrar el paso de la Felicidad, les abrió el camino hacia la casona donde todo había vuelto a la normalidad. Finalmente, con su recuperado poder para hacer el Bien, permitió a todos superar tantos años de crisis, pesares y conjuros.
A su alrededor estaban todos los sirvientes de la estancia que ahora se habían agremiado y cobraban buenos sueldos. Y junto a ellos, estaba toda la tribu de los indios pampas que habían salido de la Reserva tras derribar el muro que los separaba del país Lágrima. Todos juntos iniciaron una convivencia de Justicia, Tolerancia y Paz.


- ¿Aceptas al Cacique Estrella Azul, alias Pavo Real, como esposo para amarlo, respetarlo y cuidarlo en la enfermedad o en la salud hasta que la muerte los separe?
- Sí acepto – dijo Cándida con lágrimas en los ojos que miraban embelezados a su joven novio.
- ¿Y tú aceptas a Cándida Cabeza de Vaca para quererla, respetarla y cuidarla en la enfermedad y en la salud hasta que la muerte los separe?
- Sí, acepto.
- Bueno – dijo el Juez – ¡Los declaro marido y mujer ante la mirada de los dioses, bajo el Cielo de nuestro nuevo y rebautizado por todos nosotros, País Sonrisa!
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado: FIN

viernes, 7 de enero de 2011

Diálogo de amor juvenil*













El Amado:

- Como un lirio entre los cardos
es mi amada entre las jóvenes.


La Amada:
- Como un manzano entre los árboles silvestres,
es mi amado entre los jóvenes.
Yo me senté a su sombra tan deseada
y su fruto es dulce a mi paladar.
Él me hizo entrar en la bodega
y enarboló sobre mí la insignia del Amor.
Reconfórtenme con pasteles de pasas,
reanímenme con manzanas,
porque estoy enferma de amor.


*Del Cantar de los Cantares (hebreo שִׁיר הַשִּׁירִים, Shir Hashirim), conocido también como Cantar de Salomón o Cantar de los Cantares de Salomón, es uno de los libros de la Biblia y del Tanaj. En la Biblia cristiana se encuentra ubicado entre los libros de Eclesiastés e Isaías, en la Biblia católica se encuentra entre Eclesiastés y Sabiduría, mientras que en la versión judía se ubica entre Rut y Eclesiastés.

A JUAN RAMÓN JIMÉNEZ por Antonio Machado


Era una noche del mes
de mayo, azul y serena.
Sobre el agudo ciprés
brillaba la luna llena,
iluminando la fuente
en donde el agua surtía
sollozando intermitente.
Sólo la fuente se oía.
Después, se escuchó el acento
de un oculto ruiseñor.
Quebró una racha de viento
la curva del surtidor.
Y una dulce melodía
vagó por todo el jardín:
entre los mirtos tañía
un músico su violín.
Era un acorde lamento
de juventud y de amor
para la luna y el viento,
el agua y el ruiseñor.
«El jardín tiene una fuente
y la fuente una quimera...»
Cantaba una voz doliente,
alma de la primavera.
Calló la voz y el violín
apagó su melodía.
Quedó la melancolía
vagando por el jardín.
Sólo la fuente se oía.


Antonio Machado

ADOLESCENCIA por Juan Ramón Jiménez





En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.
—El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño.—
Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas,
como quien pierde un tesoro.
—Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos.—
No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.

Juan Ramón Jiménez

SE LIBRE*


A Nicolás...

Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas…
Pablo Neruda


Para disipar el humo
de tus venas
quiero regalarte
tulipanes,
matizados pétalos
de terciopelo
con los colores frescos
del futuro.

Aliviar tus brumas
matinales
con naturales sabores
y perfumes,
mecer tus latidos
con un canto
de mariposas aleteando
sus caricias.

Para cambiar el temblor
de tus células
quiero enviarte
todo un prado
donde correr henchido
de coraje
y batirte en un duelo
de dolencias.

Saltando escollos
hechos de niebla,
pateando piedras
con pies ligeros,
respirando esencias
con pulmones nuevos.

Aquellos que anhelas rescatar
de la acrisolada celda
de tus días.

Para ayudar
a tu liberación
quiero hacer flotar
mis sentimientos
abandonando mis ataduras
en las tuyas,
mis labios en tus ojos,
mi poesía
en tus sinrazones.

Quiero, por fin,
ser ternura, cuna y alas
en el largo vuelo
de tu mirada.


ANY CARMONA
* Del libro Neruda y yo

jueves, 6 de enero de 2011

EL PRINCIPITO por Antoine de Saint Exuperí (Para niños y jóvenes desde 10 años)

Capítulo XVI:

El séptimo planeta fue, pues, la Tierra.
La Tierra no es un planeta cualquiera ! Se cuentan en ella ciento once reyes (sin olvidar, por supuesto, a los reyes negros), siete mil geógrafos, novecientos mil hombres de negocios, siete millones y medio de borrachos, trescientos once millones de vanidosos, es decir alrededor de dos mil millones de adultos.
Para darles una idea de las dimensiones de la Tierra les diré que antes de la invención de la electricidad se debía mantener en ella, en el conjunto de los seis continentes, un verdadero ejército de cuatrocientos sesenta y dos mil quinientos once faroleros.
Vistos desde una cierta distancia producían un efecto espléndido. Los movimientos de este ejército estaban ajustados como los de un ballet de ópera. Primero era el turno de los faroleros de Nueva Zelanda y de Australia. Luego ellos, habiendo encendido sus faroles, se iban a dormir. Entonces entraban a su turno en la danza los faroleros de China y de Siberia. Luego ellos también desaparecían entre bambalinas. Entonces llegaba el turno de los faroleros de Rusia y de la India. Luego de los de África y Europa. Luego de los de América del Sur. Luego de los de América del Norte. Y nunca se equivocaban en su orden para entrar en escena. Era grandioso.
Solamente, el farolero del único farol del polo Norte, y su colega del único farol del polo Sur, llevaban vidas de ocio e indolencia: trabajaban dos veces por año.



Capítulo XVII:


Cuando uno pretende mostrarse ingenioso, a veces se miente un poco. No he sido muy honesto cuando les hablé de los faroleros. Corro el riesgo de dar una falsa idea de nuestro planeta a quienes no lo conocen. Los hombres ocupan muy poco espacio en la tierra. Si los dos mil millones de habitantes que pueblan la tierra se quedaran parados y un poco apretados, como para un mitin, entrarían fácilmente en una plaza pública de veinte millas de largo por veinte millas de ancho. Se podría amontonar a la humanidad en el menor islote del Pacífico.
Los adultos, por supuesto, no les creerán. Ellos se imaginan que ocupan mucho lugar. Se consideran importantes como los baobabs. Aconséjenles entonces hacer el cálculo. Eso les gustará, porque adoran las cifras. Pero no pierdan tiempo en esa penitencia. Es inútil. Ustedes tienen confianza en mí.
Al principito, una vez en la tierra, le resultó pues muy sorprendente no ver a nadie. Temía ya haberse equivocado de planeta, cuando un anillo color de luna se movió en la arena.
- Buenas noches – dijo al azar el principito.
- Buenas noches –dijo la serpiente.
- Sobre qué planeta caí ? – preguntó el principito.
- Sobre la Tierra, en África – respondió la serpiente.
- Ah!... No hay pues nadie en la Tierra ?
- Éste es el desierto. No hay nadie en los desiertos. La Tierra es grande – dijo la serpiente.
El principito se sentó en una piedra y levantó los ojos hacia el cielo:
- Me pregunto – dijo – si las estrellas están iluminadas para que cada uno pueda algún día encontrar la suya. Mira mi planeta. Está justo encima nuestro. .. pero qué lejos ! 
 Es hermoso – dijo la serpiente. – Qué vienes a hacer acá ?
- Tengo dificultades con una flor – explicó el principito.
- Ah! - dijo la serpiente.
Y ambos se callaron.
- Dónde están los hombres ? – prosiguió finalmente el principito. - Se está un poco solo en el desierto...
- Se está solo también con los hombres – dijo la serpiente.
El principito la miró largo tiempo:
- Eres un animal muy extraño – le dijo finalmente –, delgado como un dedo...
- Pero soy más poderosa que el dedo de un rey – dijo la serpiente.
El principito sonrió:
- No eres muy poderosa... ni siquiera tienes patas... ni siquiera puedes viajar...
- Puedo llevarte más lejos que un navío – dijo la serpiente.
Se enroscó alrededor del tobillo del principito, como un brazalete de oro:
- A quien toco lo devuelvo a la tierra de donde salió – agregó. – Pero tú eres puro y vienes de una estrella...
El principito no respondió nada.


- Me inspiras compasión, tan débil, en esta Tierra de granito. Puedo ayudarte algún día si echas demasiado de menos tu planeta. Puedo...
- Oh! comprendí perfectamente –dijo el principito – pero por qué hablas siempre con enigmas ?
- Los resuelvo todos – dijo la serpiente.
Y ambos se callaron.
 
(Continuará)

miércoles, 5 de enero de 2011

NOCHE DE REYES

 R eina el silencio en la noche
 E ntre astros fugaces
 Y  pensamientos de amor
 E nvía nuestro Dios a su hijo
 S alvador

 M agos que llegan del Cielo
 A gradeciendo ver al Niño
 G otas de llanto que caen
 O raciones exultantes de paz
 S anta María ha parido,

 Y a es mamá.

 J osé ve al bebé y sonríe
 E n su cuna besos derrama
 S u cuerpo pequeño eleva
 U ngiendo su frente exclama:
¡S eñor vive…Él vive…el Redentor!




ANY CARMONA

domingo, 2 de enero de 2011

LA CASONA ENCANTADA Y EL PAVO REAL cuento de Any Carmona

Capítulo III: La bendición

Cándida llegó a la Reserva luego de atravesar un terreno desierto que tenía casi un kilómetro. Sintió que iba acompañada por seres invisibles. Pudo ver las luciérnagas que la iluminaban y sintió a muchos duendes que le marcaban el camino. Cuando llegó, una india anciana tomó las riendas de su mula y la llevó a la gran carpa central donde se encontraba el Cacique llamado Quincén.
- Entra, hija, que el Jefe te espera – le dijo la mujer, quien la ayudó a bajar de su mula.
Cándida vio una escena muy seria en el interior de la carpa: varios indios estaban sentados en círculo en el centro, alrededor de un fuego y compartían un líquido caliente. La hicieron sentar y le ofrecieron una taza.

- ¡Buenas y santas! He sabido que quieres consultar a nuestros adivinos –dijo el Cacique.
- Sí, ha caído una maldición sobre nuestro país Lágrima y mi madre continúa prisionera de mi padre. La ha declarado loca y deseo liberarla.
- Pues bien, dejemos actuar al humo que nos dirá las respuestas.
Cándida bebió el líquido dulce y caliente que le ofrecieron. Era mate cocido con azúcar quemada…exquisito…Y se puso a observar el humo que subía desde el fogón que ardía en el medio de la rueda.
Pasaron unos minutos eternos hasta que el Gran Adivino de la tribu habló:
- Tu país, que es el nuestro también, está atravesado por una gran Maldición que una bruja llamada Juana y a quien ya no deben dejar entrar en la propiedad, ha derramado sobre vosotros. Esa maldición consiste en la tristeza y desesperanza de su pueblo por diferentes vías: enfermedad, hambre, frío y falta de amor ¿Estás dispuesta a cumplir con todas mis indicaciones para hallar la solución?
- Lo que usted me indique cumpliré – contestó la Niña.
- Bien. Todas las mañanas acudirás a la laguna y beberás agua de ella, lo harás con este cuenco sagrado que perteneció desde todos los tiempos, a nuestra cultura y que ahora te ofrezco para que puedas realizar esta Bendición – Tomó el anciano uno de los cuencos de oro que se encontraban a su lado y siguió hablando - Luego de tomar el agua, llevarás esta también a tu madre que se encuentra en el torreón. Pero recuerda no revelar a nadie sobre tu cometido, esto debe ser un secreto entre nosotros. Al cabo de siete días sentirás un cambio en tu vida. Además llevarás a tu casona una mascota de regalo, a la que debes cuidar y querer con todas tus fuerzas hasta ver qué sucede. Cuando esto ocurra ven a verme nuevamente.


Inmediatamente se abrió una cortina de cuero y entró un indio con algo entre los brazos. Era la mascota.
- ¿Qué es? – dijo Cándida.
- Es el gran Pavo Real de la tribu que ahora te llevarás y convertirás en tu mascota regalona. Ve y espera lo que sucederá. Se levantó el anciano y dio por terminada la reunión.
- Gracias Gran Adivino. Cumpliré con mi misión.
Así fue como Cándida regresó a su casa muy entrada la medianoche. Iba acompañada por una jaula de mimbre que albergaba un pájaro parecido a un pavo como esos que se comen, pero que era color azul y tenía una cola muy larga y muy emplumada que permanecía cerrada.
Entró por la misma puertita que había salido y vio cómo ésta era clausurada a sus espaldas por una mujer envuelta en mantones, que no quiso ser reconocida.
Cándida dejó la jaula en el gallinero y se acostó, muy cansada, en su habitación.
Así se inició una etapa en la que la Niña Cándida concurría todas las mañanas a la laguna e introducía el cuenco de la tribu en el agua, bebía y luego llevaba de la misma a su madre.
- Hija querida, me dices que, por mi bien, beba de esta copa de oro pero no quieres decirme para qué es – protestaba cada día su madre - Confío en ti –Terminaba diciendo su madre antes de beber.
- Bebe madre que pronto todo cambiará en la casona, en nuestra familia y en nuestro país, ya verás.

Mientras tanto en el gallinero, el nuevo pavo era cuidado con atención por la criada de la princesa. Todos los días le llevaba los mejores bocados: cereal seleccionado, almendras, pasas y agua de lluvia para beber.
- Te llamarás Estrella Azul. Yo te amaré y tú confiarás en mí y me mostrarás tu gran cola emplumada en abanico. Lo harás cuando realmente te sientas bien en este lugar –le decía Cándida con gran ternura. El pájaro la miraba y reposaba dentro de su corral. Se lo veía triste y muy quieto a pesar de las atenciones de la Niña.
Pasaron los días y llegó el último para que se cumpliera la semana. La princesita se preparó para ver qué sucedía. Fue al gallinero y se sentó frente a su querido pavo real. Esperó y esperó, llegó la medianoche pero nada aconteció…
¿Qué había hecho mal la princesita?¿Cambiaría la situación o había algo más que aprender?

 

                                                                                                   (Continuará)