Este es un espacio para niños y jóvenes amantes de la poesía, los cuentos y las historias. Esas que nos llenan el alma y nos hacen soñar
El libro es nuestro amigo
El valor de las letras
Cuando un niño o un adolescente lee, vuela con su imaginación al infinito. Las letras nos hacen cabalgar sobre mundos extraordinarios, ser princesas entre castillos de ensueño, héroes salvadores de la humanidad o alegres saltamontes rodeados de mariposas y ráfagas de brisas primaverales. Podemos elevarnos con la quilla de algún barco pirata, saltar de una nave hacia el espacio sideral o cruzar la puerta de la realidad hacia sitios fantásticos. La literatura es magia para nuestra primera infancia tanto como aventura en la adolescencia o pasión en la juventud. Los cuentos, poemas y relatos son las alas del alma.
¡Como Alicia en el País de las Maravillas...pasemos juntos del otro lado!
Any Carmona
¡Como Alicia en el País de las Maravillas...pasemos juntos del otro lado!
Any Carmona
domingo, 31 de octubre de 2010
ÁLAMO BLANCO por Juan Ramón Jiménez
Arriba canta el pájaro y abajo canta el agua.
(Arriba y abajo, se me abre el alma.)
Entre dos melodías la columna de plata.
Hoja, pájaro, estrella; baja flor, raíz, agua.
Entre dos conmociones la columna de plata.
(Y tú, tronco ideal, entre mi alma y mi alma.)
Mece a la estrella el trino, la onda a la flor baja.
(Abajo y arriba, me tiembla el alma.).
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
SOL DE INVIERNO por Antonio Machado
Es mediodía. Un parque.
Invierno. Blancas sendas;
simétricos montículos
y ramas esqueléticas.
Bajo el invernadero,
naranjos en maceta,
y en su tonel, pintado
de verde, la palmera.
Un viejecillo dice
para su capa vieja:
"¡El sol, esta hermosura
de sol...!" Los niños juegan.
El agua de la fuente
resbala, corre y sueña
lamiendo, casi muda,
la verdinosa piedra.
ANTONIO MACHADO
sábado, 30 de octubre de 2010
NOCHE DE PAZ Y AMOR
El cielo está muy negro,
salpicado de puntos blancos.
La luna está sonriente
empolvada de luz brillante.
Bebés adormecidos
en sus calientes cunitas,
chupetes de golosina,
manitos de muselina.
Así es la noche infantil
desperezada y quieta.
Con seguros y mamaderas
en los barrios de Babel.
Noche de paz,
noche de dulces sueños,
prometedores futuros
en decorados de papel.
Pero en las orillas bajas
hay pequeños friolentos
de pancitas muy hinchadas
y piecitos de carbón.
Negritos como la noche,
dormidos en larga espera.
Pulgarcitos en almendras
que no podrán florecer.
La luna los mira triste
cierra sus ojos de maga.
La noche recién despierta
y las estrellas molestas.
¿Qué puede hacer el Cielo
para repartir riqueza?
¿Cómo no desviar su mirada
al océano de la nada?
Bastará con la justicia,
el amor, la valentía.
El trabajo caritativo
sin indiferencia ni olvido.
Y si ves a todos los astros
titilando en el firmamento,
son sus ojos que abren y cierran
complacidos y contentos.
¡Noche de Paz,
noche de Amor!
ANY CARMONA
sábado, 23 de octubre de 2010
JUAN SALVADOR GAVIOTA por Richard Bach (Para niños y jóvenes desde 10 años)
Capitulo VI
- ¿Me puedes enseñar a volar asi? -Juan Gaviota temblaba ante la conquista de otro desafío.
-Por supuesto, si es que quieres aprender.
-Quiero. ¿Cuándo podemos empezar?
-Podríamos empezar ahora, si lo deseas.
-Quiero aprender a volar de esa manera -dijo Juan, y una luz extraña brilló en sus ojos-. Dime qué hay que hacer.
Chiang habló con lentitud, observando a la joven gaviota muy cuidadosamente.
-Para volar tan rápido como el pensamiento y a cualquier sitio que exista -dijo-, debes empezar por saber que ya has llegado...
El secreto, según Chiang, consistía en que Juan dejase de verse a sí mismo como prisionero de un cuerpo limitado, con una envergadura de ciento cuatro centímetros y un rendimiento susceptible de programación. El secreto era saber que su verdadera naturaleza vivía, con la perfección de un número no escrito, simultáneamente en cualquier lugar del espacio y del tiempo.
Juan se dedicó a ello con ferocidad, día tras día, desde el amanecer hasta después de la medianoche. Y a pesar de todo su esfuerzo no logró moverse ni un milímetro del sitio donde se encontraba.
Así un día, Juan, de pie en la playa, cerrado los ojos, concentrado, como un relámpago comprendió de pronto lo que Chiang habíale estado diciendo.
-¡Pero si es verdad! ¡Soy una gaviota perfecta y sin limitaciones! -Y se estremeció de alegría.
-¡Bien! -dijo Chiang, y hubo un tono de triunfo en su voz.
(Continuará)
Juan estaba maravillado. Se olvidó de preguntar por el cielo.
-¿Cómo lo haces? ¿Qué se siente al hacerlo? ¿A qué distancia puedes llegar?
-Puedes ir al lugar y al tiempo que desees -dijo el Mayor-. Yo he ido donde y cuando he querido. -Miró hacia el mar-. Es extraño. Las gaviotas que desprecian la perfección por el gusto de viajar, no llegan a ninguna parte, y lo hacen lentamente. Las que se olvidan de viajar por alcanzar la perfección, llegan a todas partes, y al instante.
Recuerda, Juan, el cielo no es un lugar ni un tiempo, porque el lugar y el tiempo poco significan. El cielo es...
-Por supuesto, si es que quieres aprender.
-Quiero. ¿Cuándo podemos empezar?
-Podríamos empezar ahora, si lo deseas.
-Quiero aprender a volar de esa manera -dijo Juan, y una luz extraña brilló en sus ojos-. Dime qué hay que hacer.
Chiang habló con lentitud, observando a la joven gaviota muy cuidadosamente.
-Para volar tan rápido como el pensamiento y a cualquier sitio que exista -dijo-, debes empezar por saber que ya has llegado...
El secreto, según Chiang, consistía en que Juan dejase de verse a sí mismo como prisionero de un cuerpo limitado, con una envergadura de ciento cuatro centímetros y un rendimiento susceptible de programación. El secreto era saber que su verdadera naturaleza vivía, con la perfección de un número no escrito, simultáneamente en cualquier lugar del espacio y del tiempo.
Juan se dedicó a ello con ferocidad, día tras día, desde el amanecer hasta después de la medianoche. Y a pesar de todo su esfuerzo no logró moverse ni un milímetro del sitio donde se encontraba.
-¡Olvídate de la fe! -le decía Chiang una y otra vez-. Tú no necesitaste fe para volar, lo que necesitaste fue comprender lo que era el vuelo. Esto es exactamente lo mismo. Ahora intentalo otra vez...
Así un día, Juan, de pie en la playa, cerrado los ojos, concentrado, como un relámpago comprendió de pronto lo que Chiang habíale estado diciendo.
-¡Pero si es verdad! ¡Soy una gaviota perfecta y sin limitaciones! -Y se estremeció de alegría.
-¡Bien! -dijo Chiang, y hubo un tono de triunfo en su voz.
Juan abrió sus ojos. Quedó solo con el Mayor en una playa completamente distinta; los árboles llegaban hasta el borde mismo del agua, dos soles gemelos y amarillos giraban en lo alto.
-Por fin has captado la idea -dijo Chiang-, pero tu control necesita algo mas de trabajo...
Juan se quedó pasmado.
-¿Dónde estamos?
En absoluto impresionado por el extraño paraje, el Mayor ignoró la pregunta.
Juan lanzó un grito de alegría, el primer sonido que haba pronunciado desde que dejara la Tierra:
-¡RESULTO!
-Bueno, claro que resultó, Juan. Siempre resulta cuando se sabe lo que se hace. Y ahora, volviendo al tema de tu control... Cuando volvieron, había anochecido. Las otras gaviotas, miraron a Juan con reverencia en sus ojos dorados, porque le habían visto desaparecer de donde había estado plantado por tanto tiempo.
Aguantó sus felicitaciones durante menos de un minuto.
-Soy nuevo aqui. Acabo de empezar. Soy yo quien debe aprender de vosotros.
-Me pregunto si eso es cierto, Juan -dijo Rafael, de pie cerca de él-. En diez mil años no he visto una gaviota con menos miedo de aprender que tú. -La Bandada se quedó en silencio, y Juan hizo un gesto de turbación.
-Si quieres, podemos empezar a trabajar con el tiempo -dijo Chiang-, hasta que logres volar por el pasado y el futuro. Y entonces, estarás preparado para empezar lo más difícil, lo más colosal, lo más divertido de todo. Estarás preparado para subir y comprender el significado de la bondad y el amor.
Pasó un mes, o algo que pareció un mes, y Juan aprendía con tremenda rapidez. Siempre había sido veloz para aprender lo que la experiencia normal tenía para enseñarle, y ahora, como alumno especial del Mayor en Persona, asimiló las nuevas ideas como si hubiera sido una supercomputadora de plumas.
Pero al fin llegó el día en que Chiang desapareció. Había estado hablando calladamente con todos ellos, exhortándoles a que nunca dejaran de aprender y de practicar y de esforzarse por comprender más acerca del perfecto e invisible principio de toda vida. Entonces, mientras hablaba, sus plumas se hicieron más y más resplandecientes hasta que al fin brillaron de tal manera que ninguna gaviota pudo mirarle.
-Juan -dijo, y estas fueron las últimas palabras que pronunció-, sigue trabajando en el amor.
Cuando pudieron ver otra vez, Chiang había desaparecido.
(Continuará)
sábado, 16 de octubre de 2010
BLANCA, NIEVE Y SUS AMIGOS por Any Carmona - (Desde 6 años)
Capítulo X: Todo pasa y todo queda (Último cápitulo)
Y por supuesto recordaba siempre a Nieve, la gata blanca de angora que la acompañó toda su vida. Ella era muy fina, coqueta y tierna. Cuidó a sus hijitos como una santa y siempre fue su más fiel amiga. “Nieve, bola de pelo suave y esponjoso. Amiga ¡Cómo te extraño!” Pensaba Blanca mientras escribía tirada en su cama. Siempre la veía cuando volvía a su casa en los veranos.En el campo todos esperaban que pasara el invierno y llegaran las vacaciones para ver a Blanca.
Fueron pasando los años y Blanca se hizo una jovencita que un día se fue a estudiar a la ciudad. Su pelo creció, se hizo más alta y más delgada. De pronto sus intereses pasaron a ser los de una niña mayor. Pero jamás olvidó a sus amigos de la infancia a quienes dejó a cuidado de sus padres en la casa del campo.
Recordaba a los pequeños patos amarillos Piqui y Moti que vio crecer, hacerse jóvenes y luego casarse y tener muchos patitos. Ellos nadaban en la laguna y siempre iban a visitarla.
Pensaba en las palomitas Pablo y su compañera Oma, dos aves muy especiales que la hacían reír y que preparaban los más hermosos desfiles en el cielo junto a las otras palomas del palomar. Ellas eran sus palomas de la Paz.
También recordaba a su gatito Jerónimo de quien su gata Nieve se había enamorado perdidamente y que tuvo que adoptar cuando ellos decidieron formar una familia gatuna. Era muy gracioso, cariñoso y por sobre todo, inteligente. Nunca olvidaría ese verano que pasaron en su escuelita aprendiendo a leer y escribir.
Y por supuesto recordaba siempre a Nieve, la gata blanca de angora que la acompañó toda su vida. Ella era muy fina, coqueta y tierna. Cuidó a sus hijitos como una santa y siempre fue su más fiel amiga. “Nieve, bola de pelo suave y esponjoso. Amiga ¡Cómo te extraño!” Pensaba Blanca mientras escribía tirada en su cama. Siempre la veía cuando volvía a su casa en los veranos.En el campo todos esperaban que pasara el invierno y llegaran las vacaciones para ver a Blanca.
¡Y Joel! Cómo olvidarse del gran perro orejudo, molestoso y gruñón. El era el que cuidaba de todos los demás. Guardián inmejorable, ya estaba viejito y pasaba los días cerca del hogar.
Antes de irse, Blanca había dicho a sus amigos:
- Cada noche, cuando salga la luna, mírenla que yo la estaré mirando también. Así sabremos que estamos unidos. Ella nos alumbra a todos por igual porque es nuestra gran amiga.
- Sí, no te olvidaremos, cada noche pensaremos en ti – contestaron sus amigos.
- Yo le daré unos aullidos a la luna para saludarte – dijo Joel.
- Y yo unos maullidos – dijo Jerónimo.
- Y nosotras volaremos frente a ella para que sepa que no te olvidamos – dijeron las palomas.
Y así se despidieron Blanca, Nieve y sus amigos, antes de que la niña partiera para iniciar sus estudios en la escuela secundaria.
En la soledad de su cuarto Blanca escribía historias hermosas y divertidas sobre su niñez, sus amigos, su casa del campo, su mamá y su papá. “Blanca, Nieve y sus amigos” así se llamará el cuento, pensó la jovencita y se sintió muy feliz cuando puso:
Fin
ANY CARMONA
FÁBULAS DE ESOPO
EL LOBO CON PIEL DE OVEJA
Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así facilitar la obtención de su comida. Se metió entonces en una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor.
Al atardecer, para su protección, fue llevado junto con todo el rebaño a un encierro, quedando la puerta asegurada.
Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente, tomó al lobo creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante.
Moraleja:
Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.
FÁBULAS DE ESOPO
EL PESCADOR REVOLVIENDO EL RÍO
Pescaba un pescador en un río, atravesándolo con su red de una a otra orilla; luego, con una piedra atada al extremo de una cuerda de lino, agitaba el agua para que los peces, aturdidos, cayeran al huir entre las mallas de la red. Vióle proceder así un vecino y le reprochó el revolver el río, obli gándoles a beber el agua turbia; más él respondió:
-¡Si no revuelvo el río, tendré que morirme de hambre!
Moraleja:
Igual sucede con las naciones: entre más discordia siembren los agitadores entre la gente, mayor será el provecho que obtendrán. Forma siempre tu propia opinión y no vayas a donde te quieran empujar otros sin que lo hayas razonado.
¡A río revuelto, ganancia de pescadores!
FÁBULAS DE ESOPO
LA ZORRA Y LAS UVAS
Estaba una zorra con mucha hambre, y al ver colgando de una parra unos deliciosos racimos de uvas, quiso atraparlos con su boca.
Estaba una zorra con mucha hambre, y al ver colgando de una parra unos deliciosos racimos de uvas, quiso atraparlos con su boca.
Mas no pudiendo alcanzarlos, se alejó diciéndose:
¡ Ni me agradan, están tan verdes... !
Moraleja:
Nunca traslades la culpa a los demás de lo que no eres capaz de alcanzar.
FÁBULAS DE ESOPO
EL BUEY Y EL MOSQUITO
En el cuerno de un buey se posó un mosquito mientras él araba.
Luego de permanecer allí largo rato, al irse a su vuelo preguntó al buey si se alegraba que por fin se marchase luego de ayudarlo a arar.
El buey le respondió:
- ¿Arar? Ni supe que habías venido. Tampoco notaré cuando te vayas.
Moraleja:
Pasar por la vida, sin darle nada a la misma, es ser insignificante. Atribuirse la gloria de otro es ser hipócrita, los argentinos le decimos ¡chanta!... ¡Aramos, decía el mosquito!
viernes, 15 de octubre de 2010
EL PRINCIPITO por Antoine de Saint Exuperí - Capítulo XI (Para niños y jóvenes desde 10 años)
El segundo planeta estaba habitado por un vanidoso:
- Ah! Ah! He aquí la visita de un admirador ! - exclamó de lejos el vanidoso en cuanto divisó al principito.
Porque, para los vanidosos, los demás hombres son admiradores.
- Buen día - dijo el principito. - Tiene usted un extraño sombrero.
- Es para saludar – le respondió el vanidoso. – Es para saludar cuando me aclaman. Lamentablemente no pasa nunca nadie por aquí.
- Ah sí ? – dijo el principito sin comprender.
- Golpea tus manos una contra la otra – sugirió entonces el vanidoso.
El principito golpeó sus manos. El vanidoso saludó modestamente levantando su sombrero.
- Esto es más divertido que la visita al rey – se dijo el principito. Y siguió golpeando sus manos una contra la otra. El vanidoso volvió a saludar levantando su sombrero.
Después de cinco minutos de ejercicio, el principito se cansó de la monotonía del juego:
- Y para que el sombrero se caiga – preguntó – qué hay que hacer ?
Pero el vanidoso no lo escuchó. Los vanidosos nunca escuchan más que las alabanzas.
- Me admiras realmente mucho ? – le preguntó al principito.
- Qué significa admirar ?
- Admirar significa reconocer que soy el hombre más hermoso, mejor vestido, más rico y más inteligente del planeta.
- Pero si estás solo en tu planeta !
- Dame ese gusto. Admírame de todos modos !
- Te admiro – dijo el principito encogiéndose de hombros – pero para qué te puede eso interesar ?
Y el principito se fue.
Los adultos son decididamente muy extraños, se dijo simplemente a sí mismo durante su viaje.
(Continuará)
- Ah! Ah! He aquí la visita de un admirador ! - exclamó de lejos el vanidoso en cuanto divisó al principito.
Porque, para los vanidosos, los demás hombres son admiradores.
- Buen día - dijo el principito. - Tiene usted un extraño sombrero.
- Es para saludar – le respondió el vanidoso. – Es para saludar cuando me aclaman. Lamentablemente no pasa nunca nadie por aquí.
- Ah sí ? – dijo el principito sin comprender.
- Golpea tus manos una contra la otra – sugirió entonces el vanidoso.
El principito golpeó sus manos. El vanidoso saludó modestamente levantando su sombrero.
- Esto es más divertido que la visita al rey – se dijo el principito. Y siguió golpeando sus manos una contra la otra. El vanidoso volvió a saludar levantando su sombrero.
Después de cinco minutos de ejercicio, el principito se cansó de la monotonía del juego:
- Y para que el sombrero se caiga – preguntó – qué hay que hacer ?
Pero el vanidoso no lo escuchó. Los vanidosos nunca escuchan más que las alabanzas.
- Me admiras realmente mucho ? – le preguntó al principito.
- Qué significa admirar ?
- Admirar significa reconocer que soy el hombre más hermoso, mejor vestido, más rico y más inteligente del planeta.
- Pero si estás solo en tu planeta !
- Dame ese gusto. Admírame de todos modos !
- Te admiro – dijo el principito encogiéndose de hombros – pero para qué te puede eso interesar ?
Y el principito se fue.
Los adultos son decididamente muy extraños, se dijo simplemente a sí mismo durante su viaje.
(Continuará)
jueves, 14 de octubre de 2010
LUNA LOTA por Any Carmona y LA LUNA ROTA por Emma segovia
LUNA LOTA por Any Carmona
Cuando de niña miraba
veía una luna incompleta
pues estaba en creciente
o menguante su huella.
El cielo de la noche
era un manto de lentejuelas.
Estrellas como brillantes
titilaban sobre su tela.
"¡La luna etá lota!
¿Po qué etá lota la luna?"
Lloraba mi alma de pena,
sentía mi corazón,
una pérdida.
¿Es que un trozo le sacaron
y por eso no está llena?
¿Es que perdió su sombrero
o se sacó la pollera?
Volaba, soñaba esa nena
entre cielos imperfectos.
Más creía a la luna doliente
y la nombraba "luna lota".
ANY CARMONA
**
LA LUNA ROTA por Emma Segovia
A Any Carmona
Madre, la luna
esta rota,
y eso me da pena.
No llores Anita
va mutando su rostro
pero es, siempre ella.
Sus faces cambiantes
son pícaros juegos
de cielo y estrella.
Madre, la luna
esta rota,
y eso me da pena.
No llores Anita
que mágicos duendes
cuidan su belleza.
Y les regalan flores
y alegran su pecho
cada día de fiesta.
También lo cubren
de nacarado brillo
con cristales de bohemia.
Por eso mi niña
no llores que la luna
hoy, es luna nueva...
EMMA SEGOVIA
domingo, 3 de octubre de 2010
BLANCA, NIEVE Y SUS AMIGOS por Any Carmona - (Desde 6 años)
Capítulo IX: El Día de la Primavera
(Continuará)
Pero como era de esperar, la paz no duró mucho en aquella casa. No olvidemos que Blanca, Nieve y sus amigos siempre organizaban nuevos desafíos para seguir disfrutando de su amistad.
Al día siguiente, a horas de la tarde mientras la siesta las cobijaba con su calorcito primaveral, Blanca leía en la galería del frente, acompañada por su gata Nieve que dormía a su lado. Fue en ese momento cuando recibió las visita de Pablo, el palomo amigo de la quinta de al lado. Venía volando a toda velocidad y traía buenas nuevas.
- Hola Blanca. Vengo a invitarte a ti, a Nieve y al perro Joel, a venir a un pic-nic en festejo del Día de la Primavera.
- ¡Qué buena idea! Claro que acepto la invitación…¿Y quiénes más concurrirán?...¿A dónde iremos?
- Cuncurrirán todos nuestros amigos. Iremos a la Laguna Azul y llegaremos hasta ahí por diversos medios. Los patos y sus hijitos irán nadando, las palomas lo haremos por cielo y los demás pueden llegar por tierra tomando el camino de La Costa.
- Muy bien, le avisaré a mi mamá – dijo Blanca muy contenta.
Mientras tanto, otras palomitas ya estaban invitando al gato Jerónimo quien por supuesto le avisó a su amigo el perro Joel y a su esposa Nieve con sus hijitos Mota, Pelusa y Leoni.
- Nieve, Niños, hoy es el Día de la Primavera y haremos un pic-nic con nuestros amigos. Iremos a la Laguna Azul a festejar.
- ¡Bravo, bravo! –contestaron los trillizos a coro.
- Mota que es la más juiciosa, será la encargada de preparar todo junto a su madre para pasar una jornada al aire libre. Además ella cuidará a sus hermanos para que se apresten y no hagan travesuras. Blanca y yo organizaremos el modo de llegar hasta ahí…¿Están de acuerdo? – dijo el padre a su familia.
- Sí mi amor – contestó la gata-madre.
- Sí Papi - dijo Mota, la gatita que se destacaba por ser seria y responsable y no como sus traviesos hermanitos.
Luego todos se pusieron manos a la obra en la organización del pic-nic. Llevaron todo tipo de vituallas en unas canastas de mimbre: agua, leche, alimento balanceado para perros, alimento para gatos, miguitas y maíz para las palomas y los patos, torta de frambuesa, y muchos, muchos juegos.
Hacía un intenso calor y el cielo estaba azul brillante. Había pasado mucho tiempo desde que estuvieran todos juntos, por eso ese día fue muy especial.
Joel se entretuvo jugando con Gati, el amiguito de Leoni que también fue invitado. Los patos chapalearon en el agua con todos sus patitos recién nacidos y Blanquita se dedicó junto a las palomas, a juntar flores en la pradera con las que formó un gran ramo para su mamá. Nieve y Jerónimo tomaron sol al calor de una gran piedra blanca y durmieron disfrutando de las mariposas al son del canto de las chicharras campestres. Además, como no podía ser de otro modo, bailaron y cantaron canciones de amor primaveral y jugaron a las cartas, al ajedrez y a las damas. Al atardecer todos estaban muy cansados y se prepararon para levantar todo. Más el viejo maestro, el gato Jerónimo, no pudo con su genio y leyó unos cuentos muy entretenidos hasta que se puso el sol, momento en el cual emprendieron el regreso a casa.
¡Qué gran jornada la de ese 21 de Septiembre! Jamás la olvidarían.(Continuará)
SOL DE MEDIODÍA por Antonio Machado
Es mediodía. Un parque.
Invierno. Blancas sendas;
simétricos montículos
y ramas esqueléticas.
Bajo el invernadero,
naranjos en maceta,
y en su tonel, pintado
de verde, la palmera.
Un viejecillo dice
para su capa vieja:
"¡El sol, esta hermosura
de sol...!" Los niños juegan.
El agua de la fuente
resbala, corre y sueña
lamiendo, casi muda,
la verdinosa piedra.
ANTONIO MACHADO
IBA TOCANDO MI FLAUTA por Juan Ramón Jiménez
Iba tocando mi flauta
a lo largo de la orilla;
y la orilla era un reguero
de amarillas margaritas.
*
El campo cristaleaba
tras el temblor de la brisa;
para escucharme mejor
el agua se detenía.
*
Notas van y notas vienen,
la tarde fragante y lírica
iba, a compás de mi música,
dorando sus fantasías,
*
y a mi alrededor volaba,
en el agua y en la brisa,
un enjambre doble de
mariposas amarillas.
*
La ladera era de miel,
de oro encendido la viña,
de oro vago el raso leve
del jaral de flores níveas;
*
allá donde el claro arroyo
da en el río, se entreabría
un ocaso de esplendores
sobre el agua vespertina...
*
Mi flauta con sol lloraba
a lo largo de la orilla;
atrás quedaba un reguero
de amarillas margaritas...
*
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
CUANDO SE ABRE EN LA MAÑANA por Federico García Lorca
Cuando se abre en la mañana
roja como sangre está;
el rocío no la toca
porque se teme quemar.
Abierta en el mediodía
es dura como el coral,
el sol se asoma a los vidrios
para verla relumbrar.
Cuando en las ramas empiezan
los pájaros a cantar
y se desmaya la tarde
en las violetas del mar,
se pone blanca, con blanco
de una mejilla de sal;
y cuando toca la noche
blanco cuerno de metal
y las estrellas avanzan
mientras los aires se van,
en la raya de lo oscuro
se comienza a deshojar.
*
FEDERICO GARCÍA LORCA
sábado, 2 de octubre de 2010
¡AL FIN LA LLUVIA!
Lluvia fresca,
lluvia brillante.
¡Al fin caes como alimento
sobre la tierra que te espera!
El aire se despeja
y un olor húmedo,
verde, claro,
nos embarga.
¡Qué bello olor a lluvia!
Charcos como espejos,
como ojos de cielo,
ofrecen lagos para navegar.
Con barquitos de papel
y patos de juguete.
Las ranitas croan,
aparecen las libélulas.
Todos salen a saludar
la vida aguada.
Gotas desde los techos
inician una música
de goteras cantarinas
y ruidosas cuerdas de cristal.
Lluvia fresca,
lluvia brillante.
En un hueco de nubes
entra un sol de arco iris
que te pone siete colores.
En mágicos escenarios
de tules lluviosos,
¡danza Natura!
¡Al fin traes paz mojada
sobre los campos de sed!
ANY CARMONA
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