Fueron pasando los años y Blanca se hizo una jovencita que un día se fue a estudiar a la ciudad. Su pelo creció, se hizo más alta y más delgada. De pronto sus intereses pasaron a ser los de una niña mayor. Pero jamás olvidó a sus amigos de la infancia a quienes dejó a cuidado de sus padres en la casa del campo.
Recordaba a los pequeños patos amarillos Piqui y Moti que vio crecer, hacerse jóvenes y luego casarse y tener muchos patitos. Ellos nadaban en la laguna y siempre iban a visitarla.
Pensaba en las palomitas Pablo y su compañera Oma, dos aves muy especiales que la hacían reír y que preparaban los más hermosos desfiles en el cielo junto a las otras palomas del palomar. Ellas eran sus palomas de la Paz.
También recordaba a su gatito Jerónimo de quien su gata Nieve se había enamorado perdidamente y que tuvo que adoptar cuando ellos decidieron formar una familia gatuna. Era muy gracioso, cariñoso y por sobre todo, inteligente. Nunca olvidaría ese verano que pasaron en su escuelita aprendiendo a leer y escribir.
Y por supuesto recordaba siempre a Nieve, la gata blanca de angora que la acompañó toda su vida. Ella era muy fina, coqueta y tierna. Cuidó a sus hijitos como una santa y siempre fue su más fiel amiga. “Nieve, bola de pelo suave y esponjoso. Amiga ¡Cómo te extraño!” Pensaba Blanca mientras escribía tirada en su cama. Siempre la veía cuando volvía a su casa en los veranos.En el campo todos esperaban que pasara el invierno y llegaran las vacaciones para ver a Blanca.
¡Y Joel! Cómo olvidarse del gran perro orejudo, molestoso y gruñón. El era el que cuidaba de todos los demás. Guardián inmejorable, ya estaba viejito y pasaba los días cerca del hogar.
Antes de irse, Blanca había dicho a sus amigos:
- Cada noche, cuando salga la luna, mírenla que yo la estaré mirando también. Así sabremos que estamos unidos. Ella nos alumbra a todos por igual porque es nuestra gran amiga.
- Sí, no te olvidaremos, cada noche pensaremos en ti – contestaron sus amigos.
- Yo le daré unos aullidos a la luna para saludarte – dijo Joel.
- Y yo unos maullidos – dijo Jerónimo.
- Y nosotras volaremos frente a ella para que sepa que no te olvidamos – dijeron las palomas.
Y así se despidieron Blanca, Nieve y sus amigos, antes de que la niña partiera para iniciar sus estudios en la escuela secundaria.
En la soledad de su cuarto Blanca escribía historias hermosas y divertidas sobre su niñez, sus amigos, su casa del campo, su mamá y su papá. “Blanca, Nieve y sus amigos” así se llamará el cuento, pensó la jovencita y se sintió muy feliz cuando puso:
Fin
ANY CARMONA
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