Iba tocando mi flauta
a lo largo de la orilla;
y la orilla era un reguero
de amarillas margaritas.
*
El campo cristaleaba
tras el temblor de la brisa;
para escucharme mejor
el agua se detenía.
*
Notas van y notas vienen,
la tarde fragante y lírica
iba, a compás de mi música,
dorando sus fantasías,
*
y a mi alrededor volaba,
en el agua y en la brisa,
un enjambre doble de
mariposas amarillas.
*
La ladera era de miel,
de oro encendido la viña,
de oro vago el raso leve
del jaral de flores níveas;
*
allá donde el claro arroyo
da en el río, se entreabría
un ocaso de esplendores
sobre el agua vespertina...
*
Mi flauta con sol lloraba
a lo largo de la orilla;
atrás quedaba un reguero
de amarillas margaritas...
*
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
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