Pero como era de esperar, la paz no duró mucho en aquella casa. No olvidemos que Blanca, Nieve y sus amigos siempre organizaban nuevos desafíos para seguir disfrutando de su amistad.
Al día siguiente, a horas de la tarde mientras la siesta las cobijaba con su calorcito primaveral, Blanca leía en la galería del frente, acompañada por su gata Nieve que dormía a su lado. Fue en ese momento cuando recibió las visita de Pablo, el palomo amigo de la quinta de al lado. Venía volando a toda velocidad y traía buenas nuevas.
- Hola Blanca. Vengo a invitarte a ti, a Nieve y al perro Joel, a venir a un pic-nic en festejo del Día de la Primavera.
- ¡Qué buena idea! Claro que acepto la invitación…¿Y quiénes más concurrirán?...¿A dónde iremos?
- Cuncurrirán todos nuestros amigos. Iremos a la Laguna Azul y llegaremos hasta ahí por diversos medios. Los patos y sus hijitos irán nadando, las palomas lo haremos por cielo y los demás pueden llegar por tierra tomando el camino de La Costa.
- Muy bien, le avisaré a mi mamá – dijo Blanca muy contenta.
Mientras tanto, otras palomitas ya estaban invitando al gato Jerónimo quien por supuesto le avisó a su amigo el perro Joel y a su esposa Nieve con sus hijitos Mota, Pelusa y Leoni.
- Nieve, Niños, hoy es el Día de la Primavera y haremos un pic-nic con nuestros amigos. Iremos a la Laguna Azul a festejar.
- ¡Bravo, bravo! –contestaron los trillizos a coro.
- Mota que es la más juiciosa, será la encargada de preparar todo junto a su madre para pasar una jornada al aire libre. Además ella cuidará a sus hermanos para que se apresten y no hagan travesuras. Blanca y yo organizaremos el modo de llegar hasta ahí…¿Están de acuerdo? – dijo el padre a su familia.
- Sí mi amor – contestó la gata-madre.
- Sí Papi - dijo Mota, la gatita que se destacaba por ser seria y responsable y no como sus traviesos hermanitos.
Luego todos se pusieron manos a la obra en la organización del pic-nic. Llevaron todo tipo de vituallas en unas canastas de mimbre: agua, leche, alimento balanceado para perros, alimento para gatos, miguitas y maíz para las palomas y los patos, torta de frambuesa, y muchos, muchos juegos.
Hacía un intenso calor y el cielo estaba azul brillante. Había pasado mucho tiempo desde que estuvieran todos juntos, por eso ese día fue muy especial.
Joel se entretuvo jugando con Gati, el amiguito de Leoni que también fue invitado. Los patos chapalearon en el agua con todos sus patitos recién nacidos y Blanquita se dedicó junto a las palomas, a juntar flores en la pradera con las que formó un gran ramo para su mamá. Nieve y Jerónimo tomaron sol al calor de una gran piedra blanca y durmieron disfrutando de las mariposas al son del canto de las chicharras campestres. Además, como no podía ser de otro modo, bailaron y cantaron canciones de amor primaveral y jugaron a las cartas, al ajedrez y a las damas. Al atardecer todos estaban muy cansados y se prepararon para levantar todo. Más el viejo maestro, el gato Jerónimo, no pudo con su genio y leyó unos cuentos muy entretenidos hasta que se puso el sol, momento en el cual emprendieron el regreso a casa.
¡Qué gran jornada la de ese 21 de Septiembre! Jamás la olvidarían.(Continuará)
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