En el cuerno de un buey se posó un mosquito mientras él araba.
Luego de permanecer allí largo rato, al irse a su vuelo preguntó al buey si se alegraba que por fin se marchase luego de ayudarlo a arar.
El buey le respondió:
- ¿Arar? Ni supe que habías venido. Tampoco notaré cuando te vayas.
Moraleja:
Pasar por la vida, sin darle nada a la misma, es ser insignificante. Atribuirse la gloria de otro es ser hipócrita, los argentinos le decimos ¡chanta!... ¡Aramos, decía el mosquito!
No hay comentarios:
Publicar un comentario