Cómo logró su libertad
la bicicleta abandonada?
Pablo Neruda
El niño dio la vuelta a la esquina y allí la vio. Estaba apoyada contra la pared de madera del almacén de Don Eusebio. Miró para todos lados y no pudo divisar a nadie, evidentemente estaba abandonada. Era una bicicleta hermosa. El cuadro estaba pintado de amarillo, las ruedas eran finas, como correspondía a una bicicleta de carreras y las llantas de aluminio por ser un material liviano y así tener más agilidad para correr. El manubrio era también de aluminio pero pintado de negro y tenía un asiento bien mullido de cuero. Marquitos se acercó y pudo advertir que también tenía luces adelante y atrás y lo más llamativo: contaba con un timbre para tocar cada vez que hiciera falta cuando transitaba por la calle. Lentamente y temiendo que en cualquier momento apareciera alguien que se presentara como dueño, la separó de la pared y con gran duda, la montó. ¡Era como un avión!... ¿De quién sería esa bici? Vio a un señor que venía caminando y le preguntó si sabía algo. Luego también indagó a unos chicos que pasaban. Nadie había visto jamás esa máquina, parecía no tener dueño…
De pronto a Marcos le sobrevino la idea de escaparse a gran velocidad para no ser visto. Corrió por la pendiente que daba al camino bordeando el río y logró desaparecer de los ojos de todos.
El almacenero salió a mirar si la bicicleta que le habían encomendado se encontraba en su lugar. Cuan grande fue su sorpresa al ver que no estaba.
- ¡La bicicleta!...¡La bicicleta! – gritó Don Eusebio – ¡La bici de carrera que me dejó el corredor que venía participando del Rally… el que hoy se desarrolla aquí... en Capilla del Monte…y que se había desviado porque estaba mareado…¡La bicicleta!...¡La bicicleta!...¿Ahora que voy a hacer? – El viejo se agarraba la cabeza mientras corría calle abajo.
Mientras tanto el muchachito pedaleaba por la ruta camino a su barrio pensando en qué le diría a sus padres sobre la bici nueva. El la había encontrado…miró para todos lados y no había nadie, preguntó y nadie sabía nada, por lo tanto estaba abandonada…¿Qué iba a hacer más que rescatarla?...Ahora le pertenecía…
En la salita del pequeño hospital del pueblo el gran ciclista italiano Andrea Basso que había llegado a Capilla del Monte para participar del 1er Rally Cross Uniendo los Cerros, caía redondo al suelo preso de un accidente cerebrovascular. Lo llevaron de inmediato a terapia intensiva pero fue inútil, falleció sin poder hacerse nada por él. Había entrenado demasiado los últimos días, dijeron sus colegas luego de la carrera. Su bicicleta amarilla nueva había quedado casi destrozada por tanta exigencia…Y ese había sido el triste final.
En la cima de la sierra, Marcos respiraba un aire puro de libertad montado en su gran bicicleta de carrera. Se sentía como nunca antes: un verdadero campeón. Mientras acariciaba a su bici, le decía: - ¿Quién sería tu dueño, quién te dejaría sola en ese lugar?...¿Habré hecho bien en traerte conmigo a casa?...¡Ojalá pudieras hablar!
ANY CARMONA
*Del libro Neruda y yo
*Del libro Neruda y yo