Había una vez una princesa
en un bosque encantado.
Tenía faldas anchas 
de perlas y brocados.
Un manto de seda azul 
su espalda y cuello cubría.
Más su corona dorada
mostraba que reina sería.
Pero un día la princesa
en el bosque conoció un cazador.
Que con poemas y flores
le regaló todo su amor.
¡Oh, mi amado caballero!
Con sangre azul debo unirme
para cumplir con mi reino
y así gobernar a mi gente.
Lloraba la princesita
cada día en su ventana
y no encontraba la solución
a tan profundo pesar.
Pero resultó que el reino 
se convirtió en democracia.
El cazador fue presidente
y pudo desposar a su amada.
Fueron Bodas Presidenciales
con banquetes y  festejos varios.
Los niños bailaban en las plazas
y los pobres reían en los barrios.
Desde esa noche la princesa
prometió cuidar a su país
junto a su querido cazador
de justicia, desarrollo y paz. 
ANY CARMONA

Vale, Any. Con amor todo es posible, monarquía y república. Je, je.
ResponderEliminarManolo
Sobre todo es necesario el amor de los gobernantes ¿verdad?...Besos...Any
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