El libro es nuestro amigo

El libro es nuestro amigo
El libro es nuestro amigo. Cuando un niño o un adolescente leen tiene la posibilidad de asomarse a mundos inusitados

El valor de las letras

Cuando un niño o un adolescente lee, vuela con su imaginación al infinito. Las letras nos hacen cabalgar sobre mundos extraordinarios, ser princesas entre castillos de ensueño, héroes salvadores de la humanidad o alegres saltamontes rodeados de mariposas y ráfagas de brisas primaverales. Podemos elevarnos con la quilla de algún barco pirata, saltar de una nave hacia el espacio sideral o cruzar la puerta de la realidad hacia sitios fantásticos. La literatura es magia para nuestra primera infancia tanto como aventura en la adolescencia o pasión en la juventud. Los cuentos, poemas y relatos son las alas del alma.

¡Como Alicia en el País de las Maravillas...pasemos juntos del otro lado!


Any Carmona

jueves, 5 de agosto de 2010

BLANCA, NIEVE Y SUS AMIGOS por Any Carmona - (Desde 6 años)

Capítulo II: La escuela de verano.

A la mañana siguiente Nieve se despertó muy temprano y vio a su amita Blanca durmiendo en un sofá bajo la ventana. Siguió recorriendo la habitación con la mirada y pudo observar a Jerónimo que estaba leyendo un libro cerca de la estufa. Indudablemente el gato de la casa del apicultor era un intelectual. Gustaba de abrir libros y periódicos y leerlos a escondidas. No era muy común que un gato supiera leer pero este era muy especial. Tímido y lector. Nieve estaba pensando muy seriamente en quedarse a vivir en ese lugar ya que todo parecía muy extraño y emocionante, nunca había visto algo parecido. Se acercó a Jerónimo e inició una charla.


- ¡Miaaaaaaau, miaaaaaaau! - dijo la gatita.
- Miau – dijo el gato, a secas.
- ¿Cómo te llamas, amigo?
- Jerónimo ¿y tú?
- Nieve. ¿Así que te gusta leer?
- Claro, me encanta. Es la mejor forma de viajar a mundos imaginarios y de ser cada vez más sabio – contestó Jerónimo sentándose cerca de Nieve - ¿Tú no lees?
- No se leer…¿me enseñarías?
- Claro, justo estoy por comenzar a enseñar a Moti y Piqui, los dos patitos que viven a la vera de la laguna. Son amarillos y muy curiosos. Puedes venir a la clase en mi escuelita de verano.
- ¡Qué lindo, leer, leer, lo que siempre he deseado!...Iré a tu escuela …¿Dónde es?- preguntó Nieve muy interesada.
- En el banco del jardín que tiene vista al agua. Allí nos reuniremos todas las tardes a la hora del té. Te espero a partir de Octubre.
- Muy bien, ahí estaré – contestó la gata.
Más tarde Nieve relató a su amita la conversación con Jerónimo. Que era un maestro de campo y le enseñaría a leer y que ella se comprometió a asistir todos los días a sus clases.
- Vendremos a casa de Don Ramón para que puedas aprender. Si ese es tu sueño, te acompañaré para que puedas hacerlo realidad - prometió Blanca.
Y desde ese momento Nieve se propuso aprender cada día algo más y ser cada día más estudiosa. Sabía que era el único modo de ser alguien en la vida, de abrir su cabecita y prepararse para el futuro.
Pasó el invierno y llegó el primer día de clases.
La escuelita daba comienzo un día de primavera, estación de mayor esplendor y felicidad de la naturaleza. Estaba ubicada en un lugar inmejorable con vista panorámica, justo frente a la laguna. Contaba con cinco alumnitos del reino animal: Nieve, nuestra gata, Piqui y Moti, los dos patitos y  Pablo y Oma, nuestra conocida pareja de torcazas que se les había unido. Y una del género humano: Blanca que por supuesto, no quiso quedarse afuera. El maestro estaba más que satisfecho porque sentía que al fin sus amigos podrían aprender lo que él tenía para enseñarles: cuentos, poemas, noticias del diario, saberes de las ciencias naturales y sobre todo cómo convivir mejor en este planeta. Sin contaminar y respetando lo que los rodeaba. Todo un milagro para esos tiempos.
- ¡Atención alumnos! Hoy tenemos dos nuevas compañeras, les presento a Nieve y a Blanca – dijo Jerónimo a sus alumnos.
- ¡Bienvenidas! – contestaron muy contentos ellos recibiendo a la gatita y a su ama, quienes se ubicaron bajo un gran lapacho cercano que se encontraba pleno de flores color rosado púrpura.
Jerónimo subió al árbol y cortó una flor para cada uno de sus alumnos a los que agasajó con ese presente. Y así dio comienzo la mejor experiencia educativa de Blanca y Nieve. De búsqueda y compromiso, de curiosidad y amistad… Todos los días asistieron muy contentas a clase durante esa primavera y ese verano, a tal punto que cuando Nieve no estaba en la escuela no hacía más que pensar en ella. Contaba los minutos para que llegara el momento de irse en compañía de Blanca. Las dos con sus libros, papeles de diarios, revistas y crayones que acomodaban en la gran canasta, rumbo a la escuelita de verano del gato Jerónimo. Allí estudiaban, jugaban en los recreos, aprendían a compartir y leían a más no poder.


¡Qué bellos momentos pasaron Nieve y Blanca ese año! Momentos que nunca olvidarían.

(Continuará)

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